TALLADO
CORAZON DE MADERA
La
cálida mesa de algarrobo la invitaba a escribir y a preparar las hojas de su cuaderno, cuando comenzó a
recordar. Mientras acariciaba con la mirada, el pequeño corazón de madera
tallado, leyó: Tina y Dino.
Dino, tímido adolescente soñador, redescubría a su casi prima,
después de tiempo luz que no la veía. Bella, adorada y pícara en su mirar. Los
grandes ojos ámbar resaltando en ese pequeño rostro, el cuerpo delgado y
cimbreante como junco fresco, lo encandilaban.
Había sido protegida por los padres de él, porque había quedado huérfana.
Primero se habían sentido
unidos por reminiscencias de la infancia, pero no tardó en estallar en
ambos el impacto irrefrenable del primer amor._Te invito al cine_¿te parece?
_Sí, dale ¿qué tiene de malo? _No, nada…y bueno…, vamos.
Y otra…y otra salida. Era como prohibido, sin serlo. Vivían en la
misma casa… ¿Qué dirían?
El dio libertad a los sueños, a las ilusiones, poniendo alas a sus
dotes artísticas. Escribió los más hermosos y tiernos poemas de amor, dibujó y
talló sobre piedra, madera, arena y cielo, el nombre, el rostro y los ojos de
ella. Tina lo amaba con pasión, aunque deseaba que él fuera más terrenal, ansiaba
un hogar, seguridad.
_ ¡Vayámonos juntos, casémonos! _Dame tiempo, quiero ofrecerte el
mundo_. Dijo Dino, mientras tallaba con las delicadas manos, un pequeño corazón
de madera.
El tiempo fue implacable, Tina no esperó más, se fue a vivir sola y
consiguió un mejor trabajo.
Dino se distrajo en la ruta, era ya muy tarde. Le había prometido a
la madre que ese sería el último viaje. Luis, amigo de la infancia y socio,
sentado en el asiento del acompañante, le hizo notar que se había pinchado un
neumático. ¡ Qué fastidio, tendrían que cambiarlo!, era de noche y la ruta
estaba desierta. Sí, estaba convencido, venderían el camión que habían comprado
con tanto sacrificio. Se ganaba buen dinero, pero realmente era un camino
extremadamente peligroso. Luis estaba de acuerdo, porque aunque era una muy
redituable salida laboral, su esposa, con el pequeño hijo que acababa de nacer,
quedaba sola y angustiada en las larguras de las noches.
Se turnaron para ajustar las poderosas tuercas de la llanta. _Dame
Luis, yo doy los últimos toques y nos vamos. Le transpiraban demasiado las
manos, como cuando estaba muy nervioso.
Tina deambulaba por su mente, recordando sus últimas palabras _Dino, te
amo y te amaré siempre, pero la vida es otra historia, conocí a alguien que me
ofrece lo que vos no pudiste. Acabo de comprometerme_. ¡ No, no podes…!
Se le mezclaban las lágrimas que caían sobre el neumático, con el
molesto sudor de las manos.
Con el dinero de la venta del camión, compraría un departamento,
sería el hombre que ella
necesitaba y viviría su ansiado sueño de amor…Con asombro, presintió, mas que
ver, el fulminante resplandor, los focos lo inmovilizaron, no pudo moverse, no
pudo pensar. Solo su corazón gritó, Tinaaaa….
Al final de este mágico pozo, allá, en las estrellas, te veré
nuevamente.
En medio de la noche, Tina sintió un sobresalto. La despertó el
fulgor, la urgencia paralizante, el cuerpo no respondía las órdenes del cerebro ¿ qué le estaba pasando?. Esos focos
inmensos le empujaban el alma a un hondo laberinto, desde donde veía las
estrellas…¡ No…no recorreré tus caminos todavía…déjame vivir _!
Despertó del sueño real, transpiraban sus manos, las lágrimas
mojaban la almohada…Se levantó dificultosamente, los pequeños hijos dormían su
blancura de ángeles. Venciendo el incontrolable temblor de las manos, se
preparó un relajante té de hierbas.
Sintió como la imponente Basílica vibraba con el Ave María cantado,
mientras del brazo del padre del novio, recorría lenta y
suavemente la alfombra
púrpura que la conduciría al altar. El blanco-pureza del vestido de novia,
resaltaba su delicado cuerpo, a medida que se acercaba al altar las lágrimas le
bañaban el rostro.
En sus oídos sonaban los acordes sagrados, pero ella en su mente
revivía las frases entrecortadas de una canción de moda, que
parecía escrita para ella: ¡ Blanca y radiante va la novia, le sigue atrás un
novio amante…ante el altar está llorando, todos dirán que de alegría…pero su
alma está gritando …Ave Maria…!
La voz del sacerdote la volvió a la realidad_ ¡Qué hermosa emoción
la tuya, hija! _ mientras bendecía con su mano derecha…
_Y hasta que la muerte los separe_.
Los recuerdos…dentro de los recuerdos. ¿Cuál era la realidad?
Cae la noche y las estrellas comienzan a brillar, el pozo se
ilumina…el perfume de flores no sentido y la luna que está siendo parida por la
tierra.
A lo lejos, el cielo …tan hondo, dueño de todos los secretos, le
hace un guiño. Sostiene con fuerza el corazón tallado, el alma… se sumerge…en
el agua cristalina del amor.
Marta Duhalde
ESTACION DESTINO
2005
Marta Duhalde
ESTACION DESTINO
2005